En el artículo anterior se brindó un resumen de las primeras siete publicaciones del Programa formativo «Acerca del estrés», que corresponden al Capítulo I Estrés: causa, combinaciones y componentes. No obstante, una gran ayuda para la comprensión de lo que se ha venido tratando hasta el momento es complementarlo con un caso práctico, es decir, cómo se puede manifestar el estrés en la persona.
Motivo por el cual, a continuación te presentamos:
El estrés en la persona «La historia de Juan Miguel»
Dos amigos de unos 16 años de edad, Juan Miguel y Lorenzo, regresaban a sus casas cada uno manejando su propia bicicleta. De repente, al dar una curva, fueron envestidos por una camioneta que iba en contra de las reglas de tránsito. El chofer de aquel vehículo estaba ebrio.
Los muchachos fueron a parar al hospital, piernas rotas y suturas de varios puntos les dejó esa fuerte experiencia.
Cada amigo siguió sus planes después de recuperarse, «Ya sabes, la vida continúa»; siempre le decía Lorenzo a Juan Miguel. Aun así los muchachos conservaron su amistad.
Siete años más tarde, Lorenzo manejaba una moto lineal y ahorraba para comprarse un auto; mientras que Juan Miguel, luego de dos intentos fallidos, nunca más usó su bicicleta, no tenía interés en aprender a conducir y tampoco bebía alcohol.
Un día nada particular, Juan Miguel tomó como de costumbre el transporte público para llegar a su trabajo, pero en el trayecto este vehículo se vio envuelto en un choque múltiple. Muchos heridos, entre ellos Juan Miguel.
Tras tres meses de rehabilitación, el joven retornó al trabajo. Su vida aparentemente había vuelto a su normalidad. Sin embargo, Juan Miguel tenía un semblante desmejorado, como de quien no ha podido dormir bien varias noches, y también se había adelgazado. Con el paso de las semanas su cuadro de agravó, pues su vestimenta estaba descuidada, no interactuaba mucho y su exigencia en los resultados del trabajo era desmedida. La actitud de Juan Miguel generaba situaciones tensas en el entorno laboral, más aún por sus constantes comentarios sarcásticos e hirientes hacia sus compañeros de trabajo.
Algo que no sabían los demás era que Juan Miguel se había quedado con una secuela de su primer accidente, un leve pero persistente dolor en la pierna lesionada; dolor que se intensificó con el segundo accidente que tuvo. Además, era tortuoso para el joven tomar todos los días el autobús para desplazarse de su casa al trabajo y viceversa, eso le generaba mucha angustia. Lastimosamente no tenía otra forma para movilizarse. Un pensamiento recurrente que invadía la mente de Juan Miguel era «¿Quién me garantiza que esto no va a volver a ocurrir?»
Pese a todo, Lorenzo se mantenía en contacto con su amigo, aunque Juan Miguel se rehusase a hablar de aquello que le afectaba.
Cuestionario
Después de haber leído la historia de Juan Miguel, te invito a responder las siguientes preguntas. Desarrollar el cuestionario te permitirá afianzar lo que ya has entendido. No es necesario enviar las respuestas; pero de tener alguna duda, siéntete en confianza de dejar tu consulta en la casilla de comentarios.
- ¿Cómo reaccionaron Lorenzo y Juan Miguel después de su accidente?
- ¿Qué estresor(es) has identificado en el caso de Juan Miguel?
- ¿Qué ocurrió con Juan Miguel luego de su segundo accidente?
- ¿Juan Miguel experimentó cambios físicos, psicológicos y de conducta? ¿A qué combinación corresponde su circuito de desarrollo del estrés?
- ¿Qué crees que genera el pensamiento recurrente de Juan Miguel en él mismo?
- ¿Qué tipo de estrés está experimentando Juan Miguel?
- ¿Cuál es la actitud de Juan Miguel frente a lo que está viviendo?
- ¿Crees que el cuadro de estrés de Juan Miguel mejorará por sí solo? Sustenta tu respuesta.
Artículo anterior.- Estrés: causa, combinaciones y componentes (Resumen Capítulo I)
Próximo artículo.- Cierre del Capítulo I Estrés: causa, combinaciones y componentes.
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Buen vivir es vivir saludable
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Adicional
Fábula sobre el estrés y la preocupación
Autor(a) desconocido
Una psicóloga se desplazaba por la sala mientras impartía una charla sobre cómo manejar el estrés. Cuando levantó un vaso con agua, todos los asistentes pensaron que iba a preguntar si el vaso estaba medio lleno o medio vacío; sin embargo, ella sonrió y preguntó: ¿Cuánto pesa este vaso con agua?…
Las respuestas variaron entre 100 gramos y 500 gramos.
La psicóloga contestó: «El peso no tiene realmente ninguna importancia, depende simplemente de cuánto tiempo se sostenga el vaso. Si lo sostengo durante un minuto no hay ningún problema; si lo sostengo durante una hora, me va a doler un poco el brazo; y si lo sostengo un día entero, entonces mi brazo se quedará entumecido y paralizado. En cada uno de esos casos, el peso del vaso no varía. No obstante, cuanto más tiempo lo sostengamos, más pesado lo sentiremos y más estragos producirá en nuestro estado».
Ella continuó: «El estrés y la preocupación son como este vaso con agua. Con pensar en lo que nos preocupa solo por un momento, no pasa nada; pero si pensamos en eso un poco más, comenzará a hacernos daño. Más aún, si pensamos en eso todos los días, nos sentiremos paralizados e incapaces de hacer algo. Por eso, es importante tener en cuenta que caer en aquella espiral es lo que realmente estresa».
Soltar o seguir sosteniendo el vaso con agua es una decisión personal.
