Poemas de amor para reflexionar: Parte II

Cuando mi corazón está en invierno,
siento delicados copos de nieve cayendo sobre mi rostro.
La suavidad de la nieve trae a mi memoria tu tacto,
pero ésta no tiene tu calor.
De pronto el frío despierta mi dolor,
de sentir que ya no estás a mi lado.
Cómo te extraño, mi amor.

Cuando mi corazón está en verano,
me inundo de la calidez de tus recuerdos
y sin pensarlo me aferro al pasado,
a aquel calorcito de nuestra vida compartida;
y en medio de mi añoranza las lágrimas se adueñan de mis ojos.
De pronto la sed por tu ausencia despierta mi intranquilidad,
de sentir que sin ti algo dentro de mí se ha desvanecido.
Cómo te extraño, mi amor.

Cuando mi corazón está en otoño,
empiezo a observar mi vida desde fuera,
aceptando que mi realidad es estar sin ti.
Los pensamientos me visitan
y con el entendimiento de lo vivido, mis emociones se apaciguan.
De pronto un suspiro aflora tímidamente, seguido de una sonrisa
porque mil veces agradezco haberte tenido a nunca haberte conocido.
Cómo te agradezco, mi amor.

Cuando mi corazón está en primavera,
me regocijo de que hayas formado parte de mi vida
y entrego una bendición al cielo por permitirme haber formado parte de la tuya.
Los planes surgen y la motivación está presente,
como lo estás tú, en mis recuerdos, promesas, sentimientos y corazón.
De pronto comprendo que sigues a mi lado en esencia.
Formaste, formas y formarás parte de mi vida,
porque el capítulo que lleva tu nombre está escrito con tinta de amor puro,
que jamás se borrará.
Cómo te agradezco, mi amor.

En las estaciones de mi corazón
seguimos viajando juntos,
pero ahora elijo tomar el timón.
Siempre agradecida, mi amor.