Una joven está sentada en la banca de un parque. Cómo superar una pérdida inesperada: Afrontamiento, tema 3 de Somos EPA

Cómo superar una pérdida inesperada: Afrontamiento

Una pérdida es un acontecimiento que altera el estado de normalidad en la vida de una persona, sacude su interior y le genera un fuerte shock. La pérdida de un ser querido, de un puesto de trabajo, del estatus, de una parte del cuerpo a consecuencia de una enfermedad, de la propia identidad; son algunos ejemplos que marcan a la persona que en ese momento está viviendo aquella pérdida. Entonces, ¿Cómo superar una pérdida? y más aún ¿Cómo superar una pérdida inesperada?

En esta tercera fecha de Somos EPA, Raquel y Zoe continúan con su conversación por videollamada; y esta vez nos brindan sugerencias que nos permitirán afrontar una pérdida de la mejor manera posible, pese a la desazón y el dolor.

❰Aquí aclaramos que se trata de sugerencias, puesto que cada uno puede experimentar su pérdida de un modo particular. Es posible que rompamos en llanto, o nos dejemos dominar por la cólera, o nos quedemos paralizados(as), o simplemente nos aborden una mezcla de emociones. Ninguna reacción es cuestionable en un momento así. Pero cuidado con dejar que el dolor nuble el juicio, pues un juicio nublado puede convertirse en una daga que nos dañe a nosotros mismos y también a los demás.❱

Cómo superar una pérdida inesperada: Afrontamiento forma parte del programa de autoayuda «Doce mensajes». Se trata de una secuencia de artículos escritos como una conversación entre dos amigas, donde se abordan temas relacionados con el comportamiento; para sensibilizar, reflexionar y pasar a la acción.

Cómo superar una pérdida inesperada: Afrontamiento

(Raquel y Zoe continúan conversando por videollamada)

Zoe: ¡Ay! Me he pasado hablando de mis temas. Discúlpame, por favor, Raquel. Ahora me toca escucharte, ¿Qué tal vas en tu trabajo con esto de las medidas de seguridad por la pandemia?

Raquel: Zoe, sabes que para mí es un placer escucharte y conversar contigo. Sobre mi trabajo, ¡Mmm! Me despidieron hace dos días. El encargado de recursos humanos me dijo que por falta de fondos para cubrir el salario de los trabajadores, la empresa se veía obligada a hacer una reducción de personal. Yo fui una de las elegidas para irse.

Zoe: ¿Qué? No puede ser. Y ¿Cómo te sientes?

Raquel: Bueno, no puedo negar que me sorprendió la decisión de la empresa y aún me siento molesta de que no hayan valorado los 10 años que he trabajado para ellos. Sin embargo, elijo mirar hacia adelante.

Zoe: Pero, ¿Cómo puedes tomarlo con tanta serenidad? En tu lugar, yo ya me hubiese decaído horriblemente. ¿No puedes reclamar? Es una injusticia lo que han hecho contigo y con las otras personas a las que, de igual manera, han despedido.

Raquel: Sí, es una injusticia. Me tomé 1 día libre para dejar salir todas mis emociones; lloré, renegué, me decaí y descansé. Eso fue ayer. Hoy es un nuevo día. Incertidumbre, por supuesto que tengo; temor, igualmente; preocupación, ni que se diga; pero también es cierto que tengo la capacidad de elegir y entonces, elijo mirar hacia adelante.

Zoe: ¡Wow!, no sé si admirar tu reacción o dudar que estés hablando con sinceridad. Es decir, ¿Cómo superar una pérdida inesperada con tanta calma?

Raquel: No se trata de calma, Zoe. Se trata de elección. De considerar que es lo mejor para mí misma y para Perla. Tal vez esté influyendo mi propia experiencia con la pérdida de mi esposo. Sabes que él falleció hace un poco más de un año.

Zoe: (Con voz cálida) Si amiga, lo sé. No lo traté mucho, pero era una muy amable persona.

Raquel: (Mirada esquiva) Sí. (Seguido de un silencio).

Zoe: (Tras aclarar la garganta) ¿Qué experimentaste en tu duelo? ¡Ah! Sólo si deseas hablar sobre ello, Raquel. Si no, no hay problema.

Raquel: Sí, Zoe; está bien. Bueno, ¿Qué experimenté en mi duelo? (Después de un suspiro) Primero, experimenté una mezcla de emociones, un vaivén entre la tristeza y la ira, por no lograr comprender por qué las cosas habían ocurrido de esa manera. No se le puede pedir a las emociones que sean comprensivas porque no tienen la capacidad para eso. Las emociones no razonan, sólo sienten y lo hacen con intensidad. Me dejé llevar por mis emociones, acampé en ellas y me desconecté del mundo. Es como si en mi mundo el tiempo se hubiese detenido. Pero únicamente era en el mundo de dolor que yo había creado, pues el mundo real seguía su curso.

Zoe: (Escuchando muy atenta a su amiga) ¿Qué pasó luego?

Raquel: Luego de unos tres meses en lo mismo, me di cuenta que el camino que estaba siguiendo era improductivo y nada saludable. Me estaba lastimando yo misma, no estaba honrando la memoria de mi esposo y lo más importante, estaba descuidando a Perla.

Zoe: Y ¿De qué manera te diste cuenta que te estabas dejando llevar por el dolor?

Raquel: A veces creemos que si no estamos melancólicos por la pérdida de nuestro ser querido y no conservamos sus recuerdos intactos, los estamos traicionando. Pero, nuestras propias creencias y el significado que le damos a lo que ocurre a nuestro alrededor tienen una gran influencia en nuestra conducta. Entonces, una debe ser cuidadosa a la hora de elegir que creer. Tras entender eso, sobrevinieron las aceptaciones.

Zoe: ¿Te refieres a qué tu esposo ya no estaría más con ustedes?

Raquel: ¡Ah! ¿Aceptar que el ser querido ya no está con una? Sí. ¿Aceptar que todo ha cambiado? Sí. ¿Aceptar que sólo está en las manos de una misma superar el dolor? Sí. ¿Aceptar que la muerte es parte de la vida? Sí. Porque descubrí que aceptando lo ocurrido se puede llegar a la comprensión, y es aquella comprensión la que ilumina nuestros pensamientos y nos da las respuestas que nos permiten avanzar.

Zoe: ¡Vaya! y ¿Qué creencias te ayudaron en tu duelo?

Raquel: Bueno, es innegable que el ser querido nunca más va a estar físicamente como tal; pero, sí estará presente si uno le permite trascender – Dejar una huella -. Elegir creer de esta forma me ayudó muchísimo. Desde luego, esta trascendencia puede ser a través de los recuerdos hablados, del contacto con la naturaleza, de la realización de actividades positivas que perduren de generación en generación… todo ello en nombre de aquel ser querido que siempre va a estar en nuestros corazones.

Zoe: Me has dejado sin palabras, Raquel.

Raquel: Si me preguntases ¿Cómo superar una pérdida inesperada? Con la experiencia de vida que tengo, te podría sugerir lo siguiente:

  • Acepta lo que ha ocurrido. Pues, ya ocurrió.
  • Permítete sentir lo que desees sentir. Tómate un momento libre, pero no toda una vida. Recuerda que mientras las emociones estén descontroladamente libres, el pensamiento estará relegado a un segundo plano.
  • Sincérate contigo misma sobre cuál es la raíz real de ese dolor, y si sientes que la culpa se hace presente; entonces, intégrala a tu ser y elige el perdón, por más difícil que parezca, porque en el fondo si es posible.
  • Agradécele al dolor por la fuerza que te ha obsequiado, luego muéstrale la salida. De cuando en cuando, volverá en la forma de nostalgia, y está bien. Cada vez que ocurra, consuélala pero hablándole desde tus creencias constructivas.
  • Elige mirar hacia adelante. La vida continúa y es mejor que sea contigo en ella.
  • Finalmente, vuelve al mundo… restablecida.

Zoe: (Con lágrimas que se formaban en sus ojos) Raquel, te envío un cálido abrazo virtual. Te quiero mucho, amiga. Estoy aquí para ti, en lo que necesites.

Raquel: (Con un confort muy especial en la mirada) Gracias Zoe, eres una gran amiga. También te quiero mucho.

(Las amigas conversaron por un tiempo más, luego se despidieron)

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