El aprendizaje es un proceso a través del cual adquirimos una serie de conocimientos, habilidades, destrezas, etc. que contribuyen a aumentar nuestro desarrollo del «saber o pensar», «querer hacer», «saber hacer» y «saber ser». Pero, ¿A qué nos referimos cuando decimos aprender con emociones?
En esta séptima fecha de Somos EPA, nos centraremos en el aprender con emociones, cuál es su importancia y qué beneficios nos aporta. De igual modo, con el apoyo de Raquel y Zoe presentaremos un curioso ejemplo.
Aprender con emociones: Ejemplo forma parte del programa de autoayuda «Doce mensajes». Se trata de una secuencia de artículos escritos como una conversación entre dos amigas, donde se abordan temas relacionados con el comportamiento; para sensibilizar, reflexionar y pasar a la acción.
Aprender con emociones
Para que se dé un aprendizaje es muy importante que intervengan la atención, la concentración, la memoria, la inteligencia, la creatividad, la motivación, la comunicación y las emociones.
Por consiguiente, cuando decimos aprender con emociones nos estamos refiriendo al aprendizaje a partir de:
- Aquello que percibimos a través de nuestros sentidos.
- Nuestro diálogo interno.
- Experiencias, vivencias, análisis y acciones propias.
- Experiencias, vivencias, análisis y acciones de otras personas que influyen, de alguna manera, en nosotros.
- Nuestras relaciones con el entorno en el que vivimos.
- Lo que estudiamos, etc.
Entonces, para que se produzca el aprendizaje es necesario encontrarnos en un estado emocional positivo, porque el estado emocional positivo es el que estimula de forma adecuada a la memoria, favorece la capacidad para aprender y nos mantiene motivados para continuar aprendiendo.
Ciertamente, aprender con emociones no solo se ubica en el plano académico; puesto que, como se ha descrito en los anteriores párrafos, cada día tenemos la posibilidad de aprender algo nuevo.
Sin embargo, únicamente si aprendemos estando conscientes, podremos moldear nuestras acciones, conductas y hábitos hacia comportamientos que consideremos mejor para nosotros mismos –saber ser– y, por ende, para los demás.
Recuerda que cada vez que aprendemos algo y/o reforzamos un aprendizaje, nuestro cerebro modifica sus conexiones internas haciéndolas más fuertes y mejor enlazadas; por eso, con la repetición constante, todo aquello que hemos aprendido podemos llegar a aplicarlo con mayor facilidad, precisión y naturalidad.
▣Nota: Cuando nos referimos al «saber o pensar», hablamos de lo cognitivo; cuando nos referimos al «querer hacer», hablamos de lo afectivo; y cuando nos referimos al «saber hacer», hablamos de lo psicomotor. Ahora bien, cuando nos referimos al «saber ser» estamos hablando de lo cognitivo, afectivo y conductual.
Ejemplo: Una curiosa historia
A continuación, con la ayuda de nuestras amigas Raquel y Zoe, veamos el siguiente ejemplo que muestra cómo la protagonista de esta curiosa historia adquiere un substancial aprendizaje de vida; donde las emociones están presentes.
Zoe: Raquel, en mi curso de oratoria nos han dejado un trabajo. Debo exponer un tema motivador. Pero, no sé de qué hablar. Me podrías ayudar, por favor.
Raquel: Mmm, amiga. Déjame pensar. ¿Te gustaría hablar del coraje y la valentía?
Zoe: Coraje… Valentía… Mmm, fortaleza… Suena interesante.
Raquel: Entonces, tengo una historia que quizás te agrade.
Zoe: ¡Vamos!, soy toda oídos.
Raquel: Ok… Aquí voy.
El cangrejo en la playa Dulce Sur
Era verano, y mis hermanos y yo nos encontrábamos en la playa Dulce Sur.
Propio de la energía de una niña de 8 años, me entretuve jugando en la arena; saltando, corriendo, marchando, dejando mis huellas sobre esta; y sin darme cuenta pisé sobre una piedra o al menos eso fue lo que pensé.
Esa piedra en realidad era un cangrejo enorme.
El animal presionó con fuerza en el costado de mi pie derecho y yo reaccioné instintivamente sacudiendo ese pie.
En eso, vi al cangrejo volar más de un metro y caer sobre la arena empapada por el agua del mar.
Pero, lejos de irse, aquel ser regresó con dirección a mí entreabriendo sus tenazas. Entonces, yo retrocedí lentamente pues tenía mucha curiosidad por saber que haría luego. Allí las vi, unas tenazas diminutas que sobresalían de la arena; era la familia del cangrejo.
De inmediato pensé: Por eso me atacó. Por eso no se fue. Solo estaba defendiendo a su familia y a sí mismo.
Mantuve mi distancia aún más y me fui cuando los vi reunidos de nuevo.
Por supuesto, recibí una buena llamada de atención de mis hermanos mayores, más una visita inesperada al hospital para tratar mi herida. Pero desde aquel momento, cada vez que veo la cicatriz en mi pie, no recuerdo tanto el incidente que pasó, sino el coraje y la determinación de ese pequeño ser y la grandeza de su enseñanza.
– Fin –
Zoe: ¡Oh!, he estado tan atenta que creo haberme aprendido el relato. Esta historia ha generado muchas emociones en mí, pero la principal ha sido alegría. No me esperaba ese final. Gracias, amiga.
Raquel: (Sonrisa cálida).
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Somos emoción, pensamiento y acción, el poder está dentro de ti/ Buen vivir es vivir saludable
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