Estamos terminando el Capítulo III Los actores que participan en el proceso del estrés, del Programa formativo «Acerca del Estrés», por lo que ha llegado el momento de armar el rompecabezas que comprende el estrés; haciendo uso, para esto, de las diferentes piezas que se han ido brindando durante el recorrido de este viaje hasta la fecha. Y para dar inicio a este artículo hemos escogido la siguiente frase de Hans Selye: «No es el estrés lo que nos mata, es nuestra reacción al mismo». Entonces, ¿Dónde radica la dificultad con relación al estrés?; ¿Qué es el estrés y qué nos produce?
¿Qué es el estrés y qué nos produce?
Ciertamente, el estrés es un proceso que se da en el cuerpo como respuesta a algo que altera nuestro estado de equilibrio; y el cuerpo activa este proceso de respuesta de una manera natural e inmediata, pues busca protegerse y cuidarse. Por ese motivo, al estrés se le considera un mecanismo de respuesta adaptativo, natural y necesario, que toda persona ha experimentado, experimenta y experimentará en algún momento de su vida.
¿Qué hace que surja el estrés?
La causa que origina o hace que surja el estrés recibe el nombre de estresor. Ahora bien, los estresores suelen ser eventos, situaciones y/o acontecimientos que resultan ser estresantes, demandantes o amenazantes para la persona, alterando su estado de equilibrio; pero no reciben una calificación positiva o negativa, ya que cada persona responde de un modo particular ante un mismo evento, situación o acontecimiento.
Dato relevante: Uno o más estresores pueden ser de índole físico, psicológico, ambiental, etc.; y se pueden dar de un momento de otro. Sin embargo, los estresores también pueden tratarse de una serie de factores que persisten en el tiempo y que se van acumulando.
¿Qué sucede en el cuerpo y en la mente ante la presencia del estresor?
Se podría decir que el estresor activa una alarma de peligro en el cuerpo. Como consecuencia, en el cuerpo se produce el proceso de respuesta llamado estrés, que incluye manifestaciones físicas, psicológicas y conductuales; dicho en otras palabras, manifestaciones en el cuerpo y en los procesos mentales.
A pesar de su gran intensidad, se espera que el estrés sea de corta duración. De esta forma, al ceder el estrés el cuerpo puede retornar a su estado de calma. Sin embargo, esto depende de su desarrollo, que corresponde a una secuencia de hasta tres fases:
Fase de alarma de reacción
Donde el cuerpo detecta al estresor y responde; aquí participan las moléculas químicas mensajeras adrenalina y noradrenalina. Cuando esta primera fase es corta, el cuerpo retorna a su estado de equilibrio sin ningún problema; por el contrario, si el cuerpo no retorna a su estado de equilibrio, se produce la segunda fase del estrés.
Fase de resistencia o de adaptación
En la cual se manifiestan los síntomas del estrés y el cuerpo se esfuerza por restablecerse; es aquí donde participan las moléculas químicas mensajeras adrenalina, noradrenalina y cortisol para ayudar a que el cuerpo resista mientras hace su mejor esfuerzo por retornar a su estado de equilibrio. Nuevamente, si eso no es posible surge la tercera fase del estrés.
Fase de agotamiento
Donde el estrés se vuelve crónico. Lo resaltante en esta tercera fase es que el cuerpo ya está agotado, por lo que se genera una marcada alteración en su bioquímica, con repercusiones negativas en el funcionamiento del binomio mente – cuerpo. A partir de la tercera fase, no solo se habla de estrés crónico o distrés, sino de la aparición de posibles problemas de salud asociados con el distrés.
Por consiguiente, el desarrollo de una o más de las fases del estrés dependerá tanto de la intensidad y duración de la respuesta del cuerpo ante aquello que es considerado un estresor, como del tiempo de exposición al estresor.
¿A qué se debe que el estrés produzca manifestaciones tanto a nivel físico, psicológico como conductual?
Esto se debe a que en el desarrollo del estrés participan el sistema nervioso, el sistema endocrino y el sistema inmunológico, a través de una red que también conecta con las emociones; lo cual explica porque el estrés influye por ejemplo en: la carga enérgica, la atención, el pensamiento, el procesamiento de la información, la memoria, las emociones, el aprendizaje, la circulación, la respiración, la digestión, el sueño – vigilia, la piel, la respuesta motora, el metabolismo y el sistema de defensa.
De igual modo, este acceso libre por diferentes partes del cuerpo explica la fuerte asociación que existe con diversos problemas de salud cuando el estrés llega a convertirse en distrés o estrés negativo. Justamente eso hace que un estrés no controlado sea tan peligroso.
¿Cómo ocurre la transición de estrés a distrés?
Cuando el estrés persiste en el tiempo llega a consumir mucha energía generando el agotamiento del propio organismo (tercera fase del estrés). En esta condición de agotamiento y sobrecarga aparece el estrés negativo o crónico o también llamado distrés. La presencia del distrés trae consigo un progresivo debilitamiento del sistema de defensa del cuerpo. Luego, al verse afectado el sistema de defensa, los problemas de salud ya existentes pueden agravarse o bien, pueden surgir nuevos problemas de salud asociados con el distrés y entre estos mismos.
¿Qué problemas de salud están asociados con el distrés?
El distrés no es una enfermedad en sí mismo, como tampoco genera otros problemas de salud, pero sí puede debilitar al cuerpo a tal punto que lo deja vulnerable y expuesto al desarrollo de ciertos problemas de salud. Entonces, dentro de estos problemas de salud asociados con el distrés, se pueden mencionar los problemas: digestivos, para dormir, cardiovasculares, alimenticios, de la piel, la ansiedad, la depresión y los trastornos del comportamiento. Además, el distrés tiene una repercusión negativa en el dolor físico y emocional, las alergias y la diabetes.
Por lo que, es importante resaltar que el distrés no solo afecta al funcionamiento físico sino también al funcionamiento psicoemocional; así como, al comportamiento.
Reflexiones finales
- Podríamos concluir que la dificultad en relación al estrés radica en querer evitarlo en lugar de aprender a gestionarlo. Reitero que el estrés es un proceso de respuesta natural del cuerpo, por lo que no es posible evitarlo; pero sí es completamente posible aprender a controlarlo, gestionarlo y hacer que actúe para nuestro propio bienestar biopsicosocial; impidiendo de esta manera que se convierta en distrés o estrés crónico. Más aún, porque ya conocemos qué ocurre dentro del cuerpo durante la puesta en marcha del estrés.
- Por supuesto, reconocer que el estrés es real; y que su impacto en la salud, también lo es, nos va a permitir tomar acciones de manera consciente sobre qué hacer para manejarlo adecuadamente.
- Con esta base, estamos listos para ingresar al Capítulo IV: Gestionemos al estrés desde el entendimiento.
Acaba de leer el artículo: ¿Qué es el estrés y qué nos produce?
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